Es fácil amar la ciudad a primera vista y aún más fácil odiarla cuando vas descubriendo la gente que vive en ella. Pero, para conocer L. A. a fondo, tienes que proceder de los barrios, de los enclaves de la ciudad interior que las guías no mencionan y que los artistas descartan en su afán por pintarla a trazos gruesos y satíricos