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Jean Piaget

Psicología y pedagogía

En nuestros días ya es un lugar común la máxima de que a nuevos tiempos y nuevos desafíos deben corresponder nuevas aulas y nuevos métodos de enseñanza. Pero ¿es posible una reforma educativa acorde al siglo XXI si no nos preguntamos qué tipo de capacidades debería potenciar la escuela en los niños y cómo sería una práctica docente eficaz? ¿Por qué las ciencias de la educación parecen divorciadas del quehacer cotidiano de maestros y profesores?

Con gran sagacidad y en un registro atento a la situación docente y al niño como tal –no como promesa de adulto–, hacia el final de su trayectoria Jean Piaget da respuesta a esas preguntas y, en una formidable reseña de las iniciativas innovadoras, repiensa el urgente vínculo entre pedagogía, epistemología y psicología genética. Con un enfoque comparativo e integrador de disciplinas, sostiene la necesidad de un diálogo fluido entre la teoría, los espacios institucionales de decisión y la realidad del aula, que no pierda de vista el desarrollo cognitivo de los niños. Al mismo tiempo, desmenuza las soluciones que el siglo XX dio para potenciar el aprendizaje del propio niño en libertad (Maria Montessori, John Dewey, las experiencias británicas, suizas, estadounidenses, entre tantas otras) y los marcos institucionales propicios (o no tanto) para ese objetivo.

Este libro, estupendo balance de las pedagogías experimentales, también se remonta a los orígenes de las “escuelas nuevas”. Así, comenta logros y desaciertos de Rousseau, Pestalozzi y Froebel, a la vez que apuesta a la preparación completa de los futuros docentes como herramienta decisiva de transformación.
221 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2019
Año de publicación
2019
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Citas

  • Danitacompartió una citahace 2 años
    Ahora bien, si el propósito de la educación intelectual es formar la inteligencia antes que poblar la memoria (y formar investigadores y no solo eruditos), la enseñanza tradicional tiene una carencia evidente. Es cierto que la física nació unos veinte siglos después de las matemáticas, y eso por motivos que también explican por qué una formación experimental es mucho más difícil de organizar que las
  • Danitacompartió una citahace 2 años
    hora bien, al llegar a los 7 u 8 años, inicia un tercer período en el cual estos problemas y tantos otros son resueltos con facilidad mediante las interiorizaciones, coordinaciones y descentraciones crecientes que resultan en esta forma general de equilibrio que constituye la reversibilidad operatoria (inversiones y reciprocidades). Dicho de otra forma, asistimos a la formación de las operaciones: reuniones y disociaciones de clases, fuentes de la clasificación; encadenamiento de relaciones A < B < C… (fuente de la seriación); correspondencias, fuentes de los cuadros de doble entrada, etc.; síntesis de las inclusiones de clases y del orden serial, lo cual genera los números; particiones espaciales y desplazamientos ordenados, de lo cual resulta su síntesis que es la medición, etc.

    Pero el nacimiento de estas múltiples operaciones por ahora solo cubre un campo doblemente limitado. Por un lado, solo se aplican a objetos, y no a hipótesis enunciadas en el plano verbal como proposiciones (de allí la inutilidad de los discursos en las primeras clases primarias y la necesidad de una enseñanza concreta). Por el otro, aún proceden de manera gradual, a diferencia de las futuras operaciones combinatorias y proporcionales, cuya movilidad será notoriamente superior. Estas dos limitaciones son interesantes, en cierta medida, y revelan que no hay una distancia entre esas operaciones iniciales, que se denominan “concretas”, y la acción de la cual derivan, ya que por cierto las reuniones, seriaciones, correspondencias, etc., plasmadas en forma de acciones materiales, presentan estos dos tipos de características.
  • Danitacompartió una citahace 2 años
    La primera de estas circunstancias es que interiorizar las acciones en el pensamiento requiere tiempo. En efecto, resulta tanto más difícil representarse el desarrollo de una acción y de sus resultados en términos de pensamiento que acotarse a una ejecución material: por ejemplo, concebir mentalmente una rotación de un cuadrado y representar cada 90º la posición de los lados coloreados es muy distinto a girar el cuadrado materialmente y constatar los efectos. Entonces, la interiorización de las acciones supone su reconstrucción en un nuevo plano y esta reconstrucción puede pasar por las mismas fases, pero con un desajuste mayor que la reconstrucción anterior de la acción misma.

    En segundo lugar, esta reco

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