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Libros
Erin Watt

El príncipe roto

  • mexico1145compartió una citahace 7 años
    «Deja d actuar como si no t importara una mierda. Ambos sabemos q sí te importo».
  • Nara Gomezcompartió una citahace 2 años
    Venga, hermanita, vamos a ver el monumento a Washington desde el aire —intenta convencerla Easton—. Parece un pene gigante.
  • Nara Gomezcompartió una citahace 2 años
    —Te he echado de menos cada segundo que no has estado aquí. No he dejado de pensar en ti.
  • Ane Rodriguezcompartió una citahace 3 años
    Mi cabeza está acostumbrada a las emociones contradictorias.
  • Ane Rodriguezcompartió una citahace 3 años
    e decidido que no voy a malgastar mi tiempo ni mi energía en gente que no lo merece.
  • Ceci López Lópezcompartió una citahace 12 días
    siente hacia la joven se convertirá en un sentimiento completamente distinto… Reed quiere a Ella. La necesita. Sin embargo, un estúpido error hará que todo su mundo se desmorone. Ella no quiere estar con Reed. Dice que se destruirán
  • Ceci López Lópezcompartió una citahace 12 días
    guapo, está forrado y es popular. Las chicas hacen cola

    Interesante

  • Yuliana Choquecompartió una citahace 2 meses
    Se me da genial mentir. Se convierte en algo natural cuando te ves obligado a esconder la verdad a todas horas.
  • Yuliana Choquecompartió una citahace 2 meses
    Ella decía que era porque no le gustaba conducir. Yo le dije que era peligroso conducir por la mañana. Los dos mentimos. Nos mentimos porque ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir la verdad: no éramos capaces de resistirnos el uno al otro. Al menos eso es lo que me pasaba a mí. Desde el momento en que puso un pie en mi casa, con esos ojos grandes y llenos de esperanza, no pude mantenerme alejado de ella.
  • Yuliana Choquecompartió una citahace 2 meses
    Ella decía que era porque no le gustaba conducir. Yo le dije que era peligroso conducir por la mañana. Los dos mentimos. Nos mentimos porque ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir la verdad: no éramos capaces de resistirnos el uno al otro. Al menos eso es lo que me pasaba a mí. Desde el momento en que puso un pie en mi casa, con esos ojos grandes y llenos de esperanza, no pude mantenerme alejado de ella.
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