Libros
Alicia Molina

La noche de los trasgos

  • Samantta Sernacompartió una citahace 2 años
    Sólo quienes no están atentos a la felicidad la dejan pasar”,
  • Abril G. Kareracompartió una citahace 2 años
    La abuela tenía una manera natural y reposada de aceptar el silencio de los que no quieren hablar
  • Evcompartió una citael año pasado
    Haz lo que tengas que hacer, bien y completo. Un problema no se resuelve creando otros nuevos
  • Evcompartió una citael año pasado
    La recibió con el saludo de siempre: “¡Bienvenido el sol!”,
  • Evcompartió una citael año pasado
    Existen los problemas que no son míos, los que no me importan, los que no tienen solución, los que se resuelven solos y los que puedo resolver en cinco minutos. Lo mejor es ocuparse sólo de los últimos.
  • Evcompartió una citael año pasado
    Era torpe en los deportes, mala para matemáticas y pésima en geometría; en cambio las palabras eran su especialidad, sobre todo ahora que su abuela Maruca empezó a olvidarlas y ella se encargaba de tenerlas a mano para que la anciana no se desesperara buscándolas.
  • Evcompartió una citael año pasado
    para dejarse encontrar bastaban tres cosas: mantenerse en un lugar visible, cantar una canción que aquietara el ánimo y esperar pacientemente.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Cuando sus compañeros les echaron una porra, las tres amigas se miraron muy orgullosas de este trabajo que reforzaba el tejido de su amistad.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Camila la acompañó en silencio hasta que el dolor de su amiga fue tocando sus pequeños duelos, los reales, los temidos y los aún no imaginados. Lloró la muerte de su abuela, que ocurriría alguna vez; la ausencia de los hermanos que siempre quiso y no tuvo; la triste historia de Luci, a quien nunca entregó la diadema de luz. También la estremecieron temores y soledades hasta entonces nunca sentidos.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Cualquiera que haya perdido sus recuerdos puede imaginarse la felicidad de este reencuentro. Camila se regocijó cuando vio iluminarse a Oriana. Cada retacito de vida que recuperaba agregaba color a sus mejillas, brillo a su pelo, luz a sus ojos. Era ella otra vez y no su sombra.
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