embargo, a partir del descubrimiento en 1999 de una osamenta de varón occidental en las cercanías del emplazamiento original de la choza, rodeada de utensilios de uso común en la Europa decimonónica, pero hechos de madera nativa, se ha elaborado la hipótesis de que pudo ser un náufrago belga o francés quien, al verse abandonado en Tierra del Fuego, usó la choza como vivienda y la decoró con aquella frase esperanzadora.