El otro nombre

entonces se colma de una especie de felicidad y piensa que quizá en algún sitio haya una nada vacía, una luz vacía ¿y si todo no fuera más que eso? piensa ¿si no fuera más que una luz vacía? ¿y si existiera un lugar así? ¿en su vacío, en su luminoso vacío? ¿en su nada?

la idea da vueltas y vueltas por su cabeza, una idea que no cesa, continúa, porque solo en esa idea, en esa única idea, hay cercanía, todo lo demás es distancia vacía, cercanía vacía, no, nada está vacío, y aun así está vacía en su oscuridad

y ahora está ahí, mirando al vacío, y su cuerpo no deja de temblar, piensa, y todo es, bueno ¿qué es? ¿un vacío? ¿una nada? ¿una distancia? sí, quizá sí, quizá una distancia, piensa, y tiene que tomar ya algo de aguardiente para calmar un poco los temblores, piensa Asle y después, después saldrá y se meterá en el mar, sí, piensa Asle, lo único que desea, lo único que quiere, es marcharse, es desaparecer, igual que desapareció la hermana Alida cuando no era más que una niña, apareció muerta en la cama, la Hermana, piensa Asle, e igual que desapareció el chico del vecino, el que se llamaba Bård, que cayó al mar desde el barco de su padre y no sabía nadar y no logró subirse de nuevo al barco y no logró volver a tierra, piensa Asle, y piensa que ahora va a hacer un esfuerzo y se va a levantar y luego irá a la cocina y se servirá un buen vaso de aguardiente para calmar un poco los temblores y después recorrerá la casa apagando las luces,

¿pero creo yo en esto? ¿de verdad creo en esto? ¿es posible creer en algo así? en esta locura que predicamos, como escribe Pablo, bueno, como está escrito, no, supongo que no creo en esto, porque no se puede creer en algo así, va en contra del entendimiento y de la razón, porque o bien Dios es omnipotente y entonces la voluntad no es libre, o bien Dios no es omnipotente, y la voluntad es libre, dentro de los marcos establecidos, pero entonces Dios no es omnipotente, de modo que como Dios ha dado a los hombres la libre voluntad, ha renunciado a su omnipotencia, así debe de ser, porque si la voluntad no es libre, el amor no puede existir, y Dios es amor, eso es lo único que se dice de Dios en el Nuevo Testamento, y por tanto no es el Dios de la omnipotencia, sino el Dios de la impotencia, por no decir el Dios de la debilidad, pero en la debilidad hay mucho poder ¿quizá la debilidad sea propiamente la fuerza? y es posible que Dios sea omnipotente en su debilidad y que la voluntad sea libre, aunque no se deje pensar, porque hay muchas cosas que no se dejan pensar, por ejemplo que el universo es infinito, y lo extraño es que a pesar de todo se puede creer en el mensaje cristiano, en la Buena Nueva, en el Evangelio, curiosamente, es posible, porque en cuanto empiezas a creer, crees, la fe llega por sí sola, como la presencia de Dios sin palabr

Dios que se hizo hombre, que se transformó en hombre y se dejó crucificar y murió, bueno, que al compartir el sino de los hombres renovó el vínculo que en su momento hubo entre Dios y los hombres antes del pecado, lo que separa a los hombres de Dios, los condujo al mal y a la muerte, incluso antes de que el diablo, antes de que Satanás, se convirtiera en el príncipe de este mundo, como está escrito, antes de la gran ruptura en la que los hombres, o Adán, tentado por Eva, como está escrito, abandonaron su vínculo con Dios y se entregaron al mal que se fue extendiendo por el mundo, sí, aunque Dios entendiera a los hombres como malos, antes de convertirse en hombre y quitarse la vida, o dejar que los hombres se la quitaran, y luego volvió a ser el Dios bueno que siempre había sido cuando como Jesucristo se levantó de entre los muertos y abandonó esta tierra, como Dios y hombre, sin confusión ni división, para que a todos los hombres les fuera posible hacer lo mismo, porque el mal y la muerte reinaban en este mundo, que está bajo el poder del demonio, Dios se convirtió en hombre y murió y resucitó para que todos los hombres que morían, o que hubieran muerto, volvieran a tener vida en Dios, porque Él, porque el Hijo del Hombre, hizo que Dios y los hombres volvieran a estar unidos en uno solo, en el reino de Dios, que ya existe, en cada instante, en esa eternidad que hay en cada instante existe el reino de Dios

pero lo que no soy capaz de entender es cómo se puede creer en un dios tan vengativo como el del Antiguo Testamento, ese que hacía matar niños y exterminar pueblos, aunque supongo que sería por eso que Jesucristo llegó a la Tierra, tal como cuenta el Nuevo Testamento, Jesucristo vino a la Tierra para anunciar que Dios ya no es el Dios de la venganza, sino el Dios del amor, de la misericordia, en fin, para anunciar que Dios es ahora el Dios de la bendición y no de la venganza ni del castigo ni de la destrucción, que ahora es el Dios del amor, para todos los hombres, y ya no es solo el Dios de Israel, sí, así debe de ser, el viejo Dios de la venganza acabó con su propia vida vieja al morir con y mediante y junto a Jesucristo en la cruz, pienso

y lo que quiero mostrar tiene que ver con la luz, y con la oscuridad, tiene que ver con la luminosa oscuridad en todo su esplendor de nada, sí, así se podría pensar, esas palabras se podrían usar

y sé muy bien que pinto cuadros que solo yo puedo pintar, porque tengo mi particular imagen propia e interior de la que salen prácticamente todos mis cuadros, o que todos tratan de expresar, o la que todos tratan de llegar, pero esa imagen única, la interior, no se puede pintar, no se puede decir, puedo pintar más cerca o más lejos de esa imagen, y cuanto más cerca estoy de esa imagen interior cuando pinto, tanto mejor pinto, y tanta más luz hay en el cuadro, así es la cosa, pienso, y lo que he visto y vivido, y lo que en el fondo sé, en esta mi imagen interior, también quisiera comunicarlo, quisiera que los demás lo supieran, y que luego lo cuelguen encima de sus sofás si quieren, porque esto que sé, quiero compartirlo, quiero mostrarlo, y por supuesto que no se deja decir ¿pero quizá se pueda mostrar al menos en parte? y en la medida en que se pueda, quisiera mostrarlo, porque es verdad, porque estoy seguro de ello y porque sé que es bueno, que es bueno para mí y que es bueno para los demás

¿pero qué importa? porque yo veo lo que veo, he visto lo que he visto, y he vivido lo que he vivido y pinto lo que pinto, así que allá ellos, pienso,

cuando vendo un cuadro también doy, casi como regalo, esa luz que tiene que estar en el cuadro, es como si pasara un regalo que yo mismo he recibido, pienso que se me paga por el cuadro en sí, pero no por la luz que hay en el cuadro, porque esa luz a mí me la han regalado y por eso yo tengo que regalarla también, y esa luz, por lo general, está asociada con algo que duele, con el dolor, el sufrimiento, podría decir quizá, si no fueran palabras demasiado grandes, y yo recibo dinero por la pintura en sí, por el cuadro, y no por la luz, y el que compra la pintura puede participar de la luz, y del sufrimiento, de la desesperación, del dolor que hay en esa luz, pienso, y si no hay luz en un cuadro, pues no lo entrego, un cuadro no está terminado hasta que contiene luz, aunque esta luz sea invisible, pienso, aunque nadie más que yo sea capaz de ver la luz, tiene que estar ahí, ver la luz, así lo llaman, este ha visto la luz, dicen, y no saben cuánta razón tienen en lo que dicen aunque constantemente lo digan de gente que en su opinión más o menos ha perdido el juicio, de gente que no es del todo de este mundo, como también dicen con desdén