Hablar de fraude, irregularidades o sospechas en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos parece ser algo tan inadmisible como escandaloso. Se trata de una de las principales democracias del mundo; un país colocado a menudo como el emblema del respeto por las instituciones y por la consolidación del sistema democrático. Pero ¿existen maniobras que puedan torcer el resultado de una elección? Cuando los márgenes son tan ajustados, como sucede en algunos estados, la respuesta parece ser afirmativa. Cuáles y cómo se desarrollan las manipulaciones que han sido encubiertas por todo el arco político con tal de salvaguardar el sistema establecido.