—Mi novio. —Asciende por mis bíceps y me provoca escalofríos—. Mi novio ardiente, sexy y bueno. —Eso enciende una llama en un lugar desconocido dentro de mí.
—No necesitas adularme para bajarme los pantalones, bebé.
—Entonces, ¿por qué aún los tienes puestos? —pregunta mientras desliza las manos hasta mi nuca.