¿Pero en qué se convierten si sólo tienen que repetir hoy y mañana y el año que viene lo mismo que dijeron ayer, las mismas palabras, los mismos gestos, las mismas expresiones de piedad y convicción, sin riesgos, sin competencia, sin altibajos, sin martirio, en una palabra? Se convierten en algo muy aburrido. Se cansaron los sacerdotes, se cansaron los dioses, y se cansaron los fieles.