El lógico dice: «Tolerar la contradicción es demostrar indiferencia hacia la verdad.» A esos filósofos en concreto les gusta jugar a verdadero y falso. Es una cosa u otra, nunca ambas. Pero la ambigüedad es intrínsecamente contradictoria e insoluble, una verdad desconcertante entre brumas y tinieblas; es la figura irreconocible, el fantasma, el recuerdo o el sueño que no puedo retener, atrapar ni conservar entre las manos porque siempre escapa; no puedo decir qué es, ni siquiera si es algo en concreto. Lo persigo con palabras y aunque sea imposible de atrapar, de vez en cuando logro acercarme