—Mira, en el fondo todos lo somos. Yo soy de los que creen en esa teoría. En el caso de los hombres, tenemos que romper con más muros. Existe una losa enorme llamada «masculinidad tóxica» y pesa más de lo que creemos. Piensa que desde pequeños nos dan a entender que los términos «maricón» o «gay» son algo negativo, poco varonil. Nos educan para ser el macho alfa o, al menos, para intentarlo. A eso súmale la falta de gestión emocional, puesto que no podemos llorar ni mostrarnos sensibles. En fin, es una mezcla explosiva que al final nos acaba anulando.