Más allá de las individualidades de los dirigentes políticos y de los candidatos presidenciales, esas figuras ejercieron su liderazgo en el marco de grandes organizaciones, grandes partidos. Varias de ellas eran muy fuertes personalidades, hombres de especial talento y de una muy alta apreciación de su propio valer. Pero en esos 40 años Venezuela no conoció lo que era un mesías y ninguno de ellos podría haber pensado en triunfar sin el respaldo de las organizaciones a las cuales pertenecían, aunque en algunos casos pudiera decirse que estas eran, en buena parte, su propia creación.