Andrés Neuman

Fractura

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  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Un terremoto fractura el presente, quiebra la perspectiva, remueve las placas de la memoria.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    De pronto la vista de Watanabe pierde foco. La realidad se convierte en una intermitencia, un párpado que vibra, un ojo astillado en múltiples ojos. Y luego queda el ruido. Sólo el ruido. Una música rota que quizá los auriculares perciban.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Todo el recinto flota en un líquido eléctrico.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Cuando el suelo deja de ser suelo, los auriculares empiezan a culebrear entre los pasos: una estampida en estéreo. El encendedor rebota, invoca su llama. La bola de helado alarga su huella. El papelito afloja su presión, desenvolviendo un texto que nadie lee.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Fue redondo ese helado que se derrite en el andén. Un encendedor ofrece fuego a las pelusas que pasan. Junto a las máquinas, unos auriculares añoran sus oídos.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Como dados cambiando de cifra, las paredes calibran la tirada. Punto negro entre innumerables puntos, el señor Watanabe levanta uno de sus zapatos.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Todo cuerpo está en hiato. Por los andenes ronda la siembra de la duda.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    Ahora los turistas se percatan del susurro colectivo, de la extraña precisión que impera en la muchedumbre. Procuran moderarse sin demasiado éxito.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    vibración se eleva a temblor, y el temblor va derivando en evidentes sacudidas. Al señor Watanabe lo asalta la impresión de que nada de cuanto lo rodea está pasándole a él. Su vista pierde foco. Entonces siente que el suelo deja de ser suelo.
  • Yuly Mendozacompartió una citahace 5 años
    A esta hora todavía queda espacio en los vagones. Sabe que pronto los últimos pasajeros empujarán la espalda de los anteriores, y que los serviciales empleados llegarán para empujarlos a ellos. Y así hasta que las puertas interrumpan el flujo, como quien poda el mar. Empujarnos unos a otros, piensa Watanabe, es una forma particularmente sincera de comunicarnos.
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