Es curioso porque, a veces, cuando las cosas parecen más jodidas, de repente hay un pequeño detalle que lo cambia todo. Eso seguramente tiene que ver con la falta de objetivos. No tener objetivos en la vida puede llevar a la destrucción del alma y con un alma destruida no hay cuerpo que resista. Simplemente te mueres, te caes en pedacitos, desapareces. Yo siempre le he tenido miedo a la falta de objetivos.