El verano de la serpiente

siempre defendieron que el espacio es el único lujo necesario

Total, no hay horarios para los que no tienen sueño o sueños.

Su rostro en llamas como si se supiera en un mundo carnicero. Debió pensar, en ese breve trayecto, que las atrocidades que redacta para sus artículos no solo existían allá en las latitudes de la otra miseria humana. Timbró varias veces.

Es una lástima que los humanos no muden de epidermis como tú, y las cicatrices, la erosión que provocan los años con sus circunstancias, las lleven a cuestas hasta el final de sus días.

No sé por qué los humanos nos subestiman, a ti como serpiente y a mí como fantasma, quizá porque no tienen el don de observar, de escuchar, asumen que tú eres dócil, domesticable, sin saber que esperas la mejor oportunidad para hacer constricción su existencia. Y yo no soy efímera, sino un eco distorsionado de lo que fui.