Qué me pasa? Me quedo mirando mi mano, la carne gris pálido, fría y rígida, y me imagino que es rosada, caliente y suave, capaz de orientar y crear y acariciar. Me imagino que mis células necróticas rechazan su letargo, se inflan y se iluminan como la Navidad en mi oscuro seno. ¿Me lo estoy imaginando todo como con la embriaguez de la cerveza? ¿Es un placebo? ¿Una ilusión optimista? En cualquier caso, siento que el encefalograma de mi vida se altera, formando montañas y valles con los latidos de mi corazón.