―Paciencia.
―No sé qué es eso, pero suena aburrido. ―Ahogué una risa cuando me miró de reojo.
―Eres insoportable.
―No dejas de repetirlo, pero me extrañaste y estás en una cita conmigo. ¿Qué dice eso de ti?
―Que soy un masoquista, buscando mi hermoso castigo.
Mordí mi labio para contener una sonrisa floreciente.
―Deberías investigar eso, no suena saludable.
―Lo hice. No hay cura, me temo.