En el estudio de la Mayo Clinic, el plato era de vidrio transparente con marcas negras que lo segmentaban en tres partes: una mitad decía “verduras”, un cuarto “pescado, carnes magras, pollo y frutos secos” y el otro cuarto “papas, pasta, arroz, frijoles y cereales integrales”. Se instruyó a los participantes usar ese plato en su comida principal, y se les alentó a usarlo en todas sus comidas.