La excepcional capacidad de adaptación de las economías emergentes en Asia Oriental y América Latina frente a la crisis financiera global de 2008–09 tomó por sorpresa a la mayoría de los gestores de políticas. La célebre recuperación tras la crisis marcó una divergencia radical con respecto a recuperaciones anteriores, las cuales fueron mucho más lentas y menos robustas. Tales fueron los casos de los shocks que se dieron en 1982 a causa de la deuda externa, por ejemplo, que produjeron una recesión que duró una década en América Latina, y la crisis financiera asiática, que causó una dramática desaceleración en las economías emergentes a finales de la década de 1990. ¿A qué se debe la diferencia en esta ocasión?
Los autores de este volumen sostienen que las viejas etiquetas que enfrentan las estrategias “neoliberales” contra las “desarrollistas” no capturan acertadamente las bases de esta recuperación. Ellos encuentran que la resistencia exitosa ante la crisis en estas economías emergentes se basó en reformas macroeconómicas, financieras y comerciales previas, y en un enfoque más flexible al manejo de crisis. Las diferencias sustanciales entre estas economías emergentes hace aún más sorprendente su éxito grupal, y vuelve el análisis de este fenómeno insólito en lectura obligatoria.