Lucía no consigue dejar de enamorarse de imbéciles. Diego no consigue enamorarse nunca. Ambos han sido amigos, compañeros de trabajo y confidentes, y vuelven a reencontrarse por casualidad en el único momento de sus vidas en que no encaja ninguna pieza para que puedan estar juntos. ¿O se equivocan, y es precisamente en sus peores momentos que puede surgir entre ellos la clase de amor que ambos necesitan? Durante un fin de semana en el que se ven obligados a compartir habitación se darán cuenta de que su amistad, poco a poco, se va convirtiendo en una pasión inesperada para ambos. Y tendrán que ceder para dejar paso a un amor desconocido, o arriesgarse a perderse para siempre.