Cuando preparábamos la primera novela de la desconocida debutante Laura Norton, afirmamos desde el más absoluto convencimiento lo siguiente: «La historia que está deseando leer cualquier chica entre 18 y 98 años. Agradecerás que te lo recomienden… y lo recomendarás». No podíamos saber que, más que formulando un deseo, estábamos haciendo una profecía: la novela fue uno de los exitazos de 2014. Ahora, nos atrevemos a decir que su segundo libro nos dará muchas alegrías. Por nosotros no va a quedar… y por la autora, menos: De Bea, la arquitecta joven, talentosa y guapilla que protagoniza esta novela, no se puede decir que sea gilipollas, pero de lo que no se puede dudar es de que su karma es tirando a pésimo: en la misma semana, pilla a su novio (perdón, su prometido) enrollándose con una de las presentadoras más monas de la tele, para, acto seguido, ser despedida con una indemnización ridícula. Con el desastre en los talones, Bea no tiene más remedio que volver a su pueblo natal, donde, además de un paisaje idílico, le espera un futuro incierto, una familia como poco peculiar… y un vecino digamos que «misterioso».