Querido lector:
El libro que tienes en las manos solo debería ser leído por ojos peculiares. Si por casualidad no te cuentas entre las filas de los seres extraordinarios (en otras palabras, si no te despiertas en mitad de la noche flotando a dos palmos del colchón porque has olvidado amarrarte a la cama, si no te brotan llamas de las manos en los momentos más inoportunos ni masticas los alimentos con tu boca posterior), te ruego devuelvas el volumen de inmediato al lugar donde lo encontraste y olvides que esto ha sucedido. No te preocupes; no te vas a perder nada. Tengo el convencimiento de que los relatos que albergan estas páginas te resultarán extraños, inquietantes y en absoluto de tu agrado. Y, en cualquier caso, no te conciernen.
Peculiarmente tuyo,
El editor