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me recordó de nuevo a Perséfone. La primavera personificada.

Podría haberla observado durante mucho tiempo, tal vez para siempre,

¿Podía romperse un corazón muerto?

Estaba ya en tanta sintonía con la voz de Bella que podía reconocerla en medio de un estadio lleno de gritos.

Nunca me vería como alguien digno de su amor.

—Para ser perfectamente honesto, ella no estará disponible ninguna otra noche para cualquier otra persona que no sea yo. Sin ofender. Y lamento estropear tu noche.

Es como si te hubieras llevado la mitad de mí contigo.

No sé qué pasó… Creo que me olvidé de respirar.

—¿Qué voy a hacer contigo?—medio gruñí—. ¡Ayer te beso y me atacas! ¡Hoy te desmayas!

hasta que ella no me pidiera que me fuera, yo era suyo.

Si pudiera soñar, soñaría contigo.