Como lectores nos sumergimos en el íntimo mundo de los recuerdos, pero también en el soleado y exótico trópico mexicano. Por estos versos danzan ríos, sierras, frutas y fotografías que cobran sentidos inesperados. Con unas cuantas pinceladas, la autora recrea, más que paisajes y personajes, la relación que ella tiene con éstos. Las imágenes, como nubes, adoptan las más diversas formas, renovando siempre la sorpresa del lector. El resultado es un libro accesible, humano e inteligente donde se traza una identidad femenina. Contiene un prólogo de Antonio Deltoro.