Córdoba fue capital de un reino único, fascinante, grandioso. Nada menos que el reino omeya de al-Ándalus. Siguiendo el hilo conductor de cada uno de sus emires y califas, conoceremos personajes crueles como al-Hakam I, ´Abd Alla, o ´Abd ar-Rahman III; a otros cultísimos como ´Abd ar-Rahman II o al-Hakam II; a arribistas co mo el gran Almanzor, todos con la inmensa ambición de hacer ver aquí renacer el trono que perdieran sus padres en la lejana Siria.