El poder puede destruir o hacerte invencible, todo depende de cuánto estemos dispuestos a sacrificar. Dicen que el fin justifica los medios, pero el precio a pagar es alto, y al final nadie consigue lo que quiere, porque el instinto de supervivencia siempre gana. Podía elegir ser espectador, en cambio, reaccioné agarrando con mi mano lo que me esperaba por derecho, yendo en contra de los principios morales y al respeto de las personas que amo. He elegido quién quiero ser. He sacrificado mi vida. He sacrificado mi familia. He sacrificado todo para salvar a la única mujer que me ha amado por lo que soy. Ella había convertido mi infierno en primavera, mostrándome lo que se siente al ser amado. Pero nunca merecí su amor y le prometí que algún día me odiaría. Dijo que sería imposible… Se equivocaba. Por ella me he rendido a mí mismo, he renunciado a nosotros. Tuve que hacerlo. Nunca pude controlar mi existencia, no tuve voz en los primeros episodios de mi vida, cuando todo comenzó. Pero fui yo quien decidió cómo escribir la palabra “fin”.
