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Mara Dierssen Sotos

El cerebro del artista

¿Cuál es el sentido biológico del arte?¿Por qué el ser humano invierte tanto tiempo en crear obras bellas y placenteras para nuestro espíritu? Las primeras muestras conocidas de pintura figurativa se remontan a unos 30.000 años atrás y, antes de la pintura, nuestros antepasados ya realizaban esculturas con forma humana. De modo que desde hace miles de años, los humanos expresan en un soporte material, como una roca o un lienzo, unas imágenes que reproducen su percepción de la realidad, una versión propia y personal del mundo que los rodea. Este mundo se construye a través de un lenguaje cuya gramática se basa en una rica y compleja combinación de patrones y formas, de colores y luz, y cuyo resultado nos revela la psicología del artista.
Emprender el camino inverso e investigar las pautas del cerebro artístico, las características neuronales del artista, aquello que permite a su cerebro reproducir una realidad subjetiva del mundo que nos rodea, es trabajo de la neurociencia.
Este libro es una introducción accesible a lo que la neurociencia ha descubierto sobre diversos aspectos de la neurobiología de la actividad artística humana. Estos datos defienden que el arte, como reflejo del funcionamiento de la mente del ser humano, desvela aspectos fundamentales de la neurobiología y que la apreciación artística surge de la actividad cerebral. Nos gusta el arte porque es un producto de nuestro cerebro y esta consideración nos ayuda a reflexionar acerca de las construcciones culturales que derivan en lo que consideramos obras de arte, con todas las implicaciones sociales que esto conlleva.
182 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2019
Año de publicación
2019
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Citas

  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 17 horas
    La mayor parte de la información que nos llega ha de ser filtrada, porque no tenemos ni los recursos ni el tiempo necesarios para analizarla toda. Lo que hacemos es extraer la información más relevante y realizar una estimación de lo que vemos, «rellenando» literalmente la información que falta, en función de nuestra experiencia previa y nuestro conocimiento sobre las propiedades físicas de los objetos que nos rodean.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 17 horas
    el tálamo se controla y selecciona la información sensorial que llegará a la corteza dependiendo del estado del sujeto (despierto o dormido), de la importancia relativa que un sentido tenga sobre los otros en un momento determinado (para el lector, por ejemplo, es más importante la visión que el tacto) y de la atención que se preste a un determinado estímulo.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 4 días
    La corteza orbitofrontal medial forma parte de los centros de placer y recompensa en el cerebro, y mantiene estrechas interacciones bioquímicas y nerviosas con el sistema límbico encargado de la memoria y las emociones, y estudios previos ya la habían asociado de la apreciación de la belleza. Lo más interesante es que se activa tanto con la percepción de la belleza visual como de la auditiva en un mismo individuo. Ello sugiere que la belleza realmente existe como un concepto abstracto en el cerebro, no ligado a un canal sensorial concreto.

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