las sensaciones positivas tienen efectos de largo alcance, como un sistema inmune más fuerte (Frederickson 2000) y un sistema cardiovascular más resistente al estrés (Frederickson y Levenson 1998). Mejoran tu humor, aumentan el optimismo, la resiliencia y la capacidad emprendedora, y ayudan a contrarrestar los efectos de experiencias penosas, incluyendo el trauma (Frederickson 2001; Frederickson et al. 2000). Es un círculo positivo: las buenas sensaciones de hoy aumentan las probabilidades de tener buenas sensaciones mañana.