En un diálogo polifónico de voces, texturas y tipografías se vierten los versos de Las bocas del olvido. El/la niño/a, el/la anciano/a, la máquina, el narrador externo y quién sabe quién más enlodados en un mar de metáforas que arraiga poderoso en la entraña de quien se atreve a posar su mirada sobre ellos