Lo que pasaba dentro de su cuerpo, cuando estaba a su lado, era algo tan fuerte que estaba dispuesta a saber a qué se debía.
Seelie no pudo conciliar el sueño en toda la noche y amaneció cansada y nerviosa. Después de la pelea con el Dragón, no quiso cerrar los ojos. Necesitaba estar preparada por si Kyle volvía a entrar en sus aposentos. Para defenderse de él.
Todavía se le aceleraba el corazón al recordar su mano alrededor de su cuello. Sus ojos furiosos, esa mirada terrible que prometía hacerle daño.
Tenía miedo. Lo reconocía. Fue una estúpida por pensar que podría librarse de aquel matrimonio tan fácilmente. Creyó que regresaría a casa en unos días, que su esposo la dejaría volver.