Mitoterapia. El poder curativo de los mitos

Si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es, pero si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser

Los fantasmas del pasado espantan la felicidad.

se saca los ojos porque no le han servido para ver su desgracia.

su tragedia comienza en el momento en que sabe

Cada palabra tiene consecuencias; cada silencio, también

Romperá muchos corazones, incluso el suyo.

Los dioses no conocemos la aventura. Nunca nos sucede nada, somos eternamente jóvenes, no cambiamos, no corremos ningún riesgo, existimos en un asfixiante equilibrio, como seres pálidos, desprovistos de un mañana y satisfechos de nosotros mismos

a persona prudente debe conformarse con estar libre del dolor y no perseguir el placer

A menudo he tenido la fantasía de que existe un mito para cada ser humano

Se cansó Zeus de insuflar el hálito vital a todos los seres que pueblan la tierra y, por tomarse un descanso, confió a Prometeo, hijo del titán Jápeto y la oceánida Clímene, la tarea de distribuir entre ellos las diversas cualidades. Zeus le entregó un pesado saco que contenía todo los que los seres creados pudieran necesitar para sobrevivir y le dijo:

—Eres sabio y prudente, por eso te confío esta misión tan importante. De ti dependerá el equilibrio de la vida sobre la tierra.

Zeus se acostó, agotado, Prometeo cargó con el saco y bajó a la tierra.