Libros
Martina Antognini

El pájaro de leche y sangre

En las afueras de un pueblo sin nombre, donde el invierno ha durado más de quince años, una casa se alza, solitaria, en el páramo. La habitan dos hermanos: una joven bailarina, acostumbrada a soportar los sacrificios de la carne, y un muchacho que intenta educar a los niños, pese a la prohibición del gobierno autoritario. Rechazados por la gente del pueblo, que teme a las fuerzas de la naturaleza que vagan por el páramo, deben enfrentarse al frío, al hambre y al recelo.
La existencia de la bailarina se verá trastocada primero por la llegada de un amigo de su hermano, y luego por una herida que le provocará el jefe de los oficiales del Partido, poniendo en juego su rol en una versión única de El lago de los cisnes.
Por miedo a perder el papel protagónico, la joven forzará a su cuerpo a soportar dolores extremos, pero al hacerlo, la herida de su carne cobrará forma en su interior hasta transformarse en un segundo cuerpo indomable.
Mientras lucha contra la criatura salvaje que la habita, en el pueblo se gesta una rebelión para terminar con el poderío de la iglesia, que ha puesto el discurso del miedo al servicio de erradicar los últimos vestigios de las antiguas leyendas.
215 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2023
Año de publicación
2023
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Opiniones

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Citas

  • Laura Segoviacompartió una citahace 4 meses
    Por fin, me contemplé. Y vi.
    Donde antes había morado un solo espíritu, ahora habitaban dos, y eran tan opuestos el uno del otro como una pluma brillante frente a un hueso roto. Un hilo negro, delgado como el filamento de una flor de invierno, había brotado del centro de mi herida, haciéndose más ancho a medida que se derramaba sobre el costado enfermo de mi cuerpo, como la enramada de un árbol de ceniza. Se había expandido sobre mis doce costillas e invadido parte del omóplato, igual que la madeja desatada de un grueso hilo, igual que el ala desplegada de un cisne negro, sangre quieta y estancada, propagación de la peste de Caín. Mitad mujer, mitad pájaro. Cuerpo de leche heredado, salpicado de veneno.
  • Laura Segoviacompartió una citahace 4 meses
    No podemos hablar de los muertos que nos han abandonado. No podemos pronunciar sus nombres. Daniel perteneció a aquellos que, una vez, condenaron el silencio, pero ahora el invierno se nos ha metido dentro de la boca a los dos, y nada huele como la lluvia o el verano.
  • Almudena Anéscompartió una citahace 8 meses
    no se me ocurría ningún motivo por el que un cuerpo sano y fuerte como el suyo deseara a un cuerpo pobre y destrozado como el mío.

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