La oportunidad de pasar una noche en brazos de Pierce Donellan era demasiado tentadora para cualquier mujer. Y Natalie no era una excepción. Estaba enamorada de Pierce desde los once años y no pudo rechazarlo cuando llamó a su puerta.
Pero lo que no se había planteado eran las posibles consecuencias.
Cuando se enteró de que estaba embarazada, Pierce insistió en que se casaran. Natalie adoraba a su futuro bebé, pero le dolía que aquello fuera lo único que la vinculara con Pierce.
A pesar de todo, Pierce estaba dispuesto a conseguir que su matrimonio fuera un matrimonio de verdad.