Capitalismo caníbal

Para Marx, la primera característica distintiva del capitalismo es la propiedad privada de los medios de producción, lo cual presupone una división de clases entre propietarios y productores

la alternativa que busquemos no puede tener por finalidad reorganizar tan solo el sistema económico. También debe reorganizar la relación de ese sistema con todas las formas de riqueza que hoy en día canibaliza. Lo que debe reinventarse, por lo tanto, es la relación entre producción y reproducción, entre poder privado y público, entre sociedad humana y naturaleza no humana. P

En ese contexto, “injusticia estructural” significa “explotación de clase”, sin duda alguna, pero también “dominación de género” y “opresión racial/imperial”, dos subproductos no accidentales de un orden social que subordina la reproducción social a la producción de mercancías y que requiere la expropiación racializada para asegurar la explotación lucrativa.

Nos encontramos aquí, en el lenguaje de Marx, con cuatro “contradicciones del capitalismo”: la ecológica, la social, la política y la racial/imperial; cada una de ellas corresponde a un género de canibalización y entraña una “tendencia a la crisis”.

Así, no hablamos de las características de una economía capitalista, sino de una sociedad capitalista. Lejos de maquillarlas para hacerlas desaparecer del cuadro, necesitamos integrarlas a nuestra comprensión de lo que es el capitalismo. Y para ello, debemos reconceptualizar el capitalismo como algo más vasto que una economía.

En síntesis, las crisis económica, ecológica, social y política están inextricablemente vinculadas con el imperialismo y la opresión racial, y también con los cada día más intensos antagonismos asociados con ellos.