La maestra del rural noir regresa con una novela feroz e hipnótica sobre unas mujeres excepcionales y el alma dividida de un pueblo pequeño.
Los habitantes de Whiteheart, Michigan, no se aventuran a cruzar el puente que conduce a la isla Massasauga, situada en medio de la gran zona pantanosa conocida como «Las Aguas». Hay carteles con calaveras y huesos cruzados que desaconsejan dar un paso más allá. Es un lugar primitivo, una isla que bulle de fragancias florales y musgosas, de vegetación inmóvil y vaho de marismas, rebosante de vida y podredumbre. Más de uno se ha interpuesto alguna vez en la trayectoria de una bala o ha desaparecido sin dejar rastro en los cenagales que bordean la isla. Los niños hablan de «la casa de la bruja» y del «fantasma del pantano», una presencia alta y gris que también dicen haber visto los granjeros que se emborrachan al final de la jornada en el merendero del Muck Rattler. Y los feligreses de la antigua Iglesia Pentecostal, rebautizada ahora como la Iglesia de las Nuevas Direcciones (en la que ya no manipulan serpientes), hablan de una «asesina de bebés»…
Allí dentro, en el corazón de la isla, separadas del pueblo y en claro desafío a los designios divinos, viven las misteriosas mujeres de la familia Zook, brujas o ángeles, inspirando temor y reverencia. Donkey, la más joven del clan, revolucionará la vida de la comunidad y sacará a la luz viejos secretos.