Beckett en 90 minutos

hay trama, solo la historia, a veces inconexa, o la memoria. Se espera que el lector se sumerja con el escritor en la serpenteante voz de la conciencia. No es fácil, pero cuando se logra resulta muy enriquecedor. La obra es entretenida a veces, otras hilarante y siempre reveladora. Tras una aparente ausencia de vida estaba la vida humana entera.

En un momento dado Jung comparó a la conciencia con esferas, unas dentro de otras, que se iban oscureciendo progresivamente siendo la más oscura la del núcleo de la mente que contiene el inconsciente personal y colectivo. Afirmó que cuando la mente relajaba su autonomía consciente, el inconsciente iba cobrando fuerza hasta dirigir a la mente consciente. Y en ese momento el individuo se convertía en «víctima de una nueva actividad autónoma que no brota de su ego, sino de la esfera oscura». Estas interpretaciones tuvieron una gran y duradera influencia sobre Beckett, pero ninguna como la afirmación de Jung de que «ciertas personas sufren por el hecho de no haber nacido en realidad nunca». Beckett se fue identificando con este diagnóstico hasta integrarlo en sus obras más profundas.

una conferencia de Jung en la que este explicaba que no existía la unidad de conciencia, pues esta se fraccionaba en complejos separados con su propio ego, hasta el punto de que «hablan en voces que son como las de personas concretas».