Sigue siendo el terremoto más grande de la historia, pero los primeros reportes oficiales desde Valdivia hablaban solo de quince muertos y una situación tranquila, aunque las olas generadas ya estaban cobrando la vida de 139 personas incluso en Japón, y la fuerza sísmica había provocado un potente “lagomoto” en Bariloche. Mientras tanto, una niña recién llegada a Chile quedaba marcada por la tragedia y se convertiría, décadas más tarde, en la primera mujer latina en doctorarse en sismología en la Universidad de Columbia, con una tesis sobre el terremoto del 60, del cual llegó a ser una eminencia mundial. Para mostrar el hecho al resto del planeta, pronto vendrían a la zona fotógrafos veteranos que habían inmortalizado el Día D en la Segunda Guerra Mundial. También arribó la solidaridad, con donativos personales por miles de dólares del Papa Juan XXIII y del dictador dominicano Rafael Trujillo, además de cinco millones de pesos actuales en té desde India y unos diez mil ponchos mexicanos. Historias y datos como estos se entrecruzan en las páginas de este libro, que recuerda y visibiliza momentos que el tiempo ha ido dejando enel olvido o relegados en bibliotecas de especialistas.