Libros
Michel Nieva

La infancia del mundo

  • Florencia Palazueloscompartió una citael año pasado
    La Pampa pasó de ser un árido y moribundo desierto en el confín de la Tierra, resecado por siglos de monocultivo de girasol y de soja, a la única vía, junto al Canal de Panamá, de navegación interocéanica de todo el continente.
  • Mar Ventcompartió una citael año pasado
    Ahora solo quedaba huir hacia las playas de Santa Rosa en busca de venganza, a asesinar y contagiar a la gente rica y a los turistas extranjeros que tantas penurias habían causado a su madre y, por transitividad, a ella misma.
  • Itzel Roblescompartió una citahace 21 días
    mareó. ¿O sea que todo lo que había hecho era para que el sorete de su viejo se llenara de guita
  • Anacarsis Ramoscompartió una citahace 3 meses
    Volver, en suma, a los ecosistemas mercancías, productos reproducibles a gran escala y bajo costo, como celulares o lavarropas, era la gran misión de AIS.
  • Licompartió una citahace 6 meses
    podían caer más bajo, se descubrió que de las tripas de los cadáveres epilépticos diseminados por todo Santa Rosa empezaban a erupcionar huevos del tamaño de pelotas de tenis, cientos de miles, como un monstruoso caviar negruzco.
  • Licompartió una citahace 6 meses
    Es que (deducía la mami dengue) su especie no era mamífera. No tenía tetas, y carecía de instinto maternal. Más bien, la progenitora apenas lidiaba con la mecánica básica de ovar y desovar, legando el resto de las responsabilidades a los propios bebés, que debían arreglárselas por sus propios medios.
  • Licompartió una citahace 6 meses
    La repetición del dengue, innecesaria, justamente pretendía reforzar el hecho de que la madre evadía lo obvio, es decir, que él no era hijo de dos humanos, sino de la aberrante cruza entre mosquito y humana.
  • Licompartió una citahace 6 meses
    un ejército de niñas dengue sería capaz de poner a la especie entera bajo amenaza de extinción.
  • Licompartió una citahace 6 meses
    a. Partió al medio el casco de la hijita de un picotazo y enterró como una piqueta su filo en el cráneo, una, dos, tres veces, pulverizando la nariz y los ojos y haciendo de su angelical sonrisa una papilla de inmundas viscosidades, que salpicó triperío y gelatina a las paredes y a los juguetes y a las muñecas y a los padres, que se pusieron del color de la cera y se descompusieron tanto del dolor que ni a gritar alcanzaron
  • Licompartió una citahace 6 meses
    Ahora solo quedaba huir hacia las playas de Santa Rosa en busca de venganza, a asesinar y contagiar a la gente rica y a los turistas extranjeros que tantas penurias habían causado a su madre y, por transitividad, a ella misma.
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