Cuando le vemos por primera vez pisando las aceras de Manhattan, Jonathan Jaimison es un hombre joven que ha abandonado Ohio para trasladarse a Nueva York, donde espera encontrar a su verdadero padre y, en última instancia, encontrarse a sí mismo. Gracias a los diarios de su difunta madre, Jonathan sigue la huella de sus posibles orígenes en los cafés del Greenwich Village, y conoce ahí a una memorable galería de ajadas glorias de la bohemia neoyorquina, viejos escritores y excéntricos pintores que se arrogan la paternidad del joven, última luz en el crepúsculo de sus vidas. Jaimison pregunta, anota, busca, comparte sus recuerdos con damas extravagantes y señoritas de buen ver y mal vivir, pero el alcohol y las malas noches han difuminado el recuerdo de la joven que hace años fue la compañera de copas de estos patéticos personajes, hasta que un embarazo inesperado la obligó a volver a su pueblo de Ohio y a resignarse a un matrimonio de conveniencia. ¿Conseguirá Jaimison dar con alguien que quiera y pueda ser el autor de sus días? La respuesta está en las deliciosas páginas de Un amor en el Golden Spur, una novela brillante y un peculiar homenaje que Dawn Powell quiso rendir a las calles y los bares de su querida Nueva York.
