Ignite Me

—¿Entender qué…?

—Te amo.

Él se rompe.

Su voz. Su espalda. Sus rodillas. Su rostro.

Él se rompe.

Él tiene que aferrarse a un lado de su escritorio. No puede mirarme a los ojos.

—Preferiría estar muerta —le digo, alejándome poco a poco de su mano extendida—, que volver a estar en silencio y sofocada.

Pero la respuesta más obvia —dice exhalando—, es que me quedé porque tuve la oportunidad de verte todos los días.

—Necesitas tiempo para procesar esto y claramente no necesitas mi compañía. Atenderé unas cuantas tareas hasta que estés lista para hablar

—Te amo —susurro—. Te amo exactamente como eres.

—Te quiero —digo, mi voz temblando—. Te quiero tanto que me asusta.

¿No hay nada que quieras agregar a esta conversación, amor?

Esta es, de lejos, la mierda más loca que he visto nunca —dice Kenji—. Realmente nunca lo habría creído. Ni en un millón de años.

—¿Qué está mal, amor?—susurra—. ¿Qué pasó? Por favor dime… —Parpadeo—. ¿Quieres que te lleve de vuelta?

Estaba más feliz —dice Adam—, cuando pensé que ella estaba muerta.