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Cristina Peri Rossi

Cosmoagonías

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  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    No confía en la memoria de los vivos y sabe que los museos están vacíos.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    Sin embargo, hay desarraigados optimistas. Son los que procuran ver el lado bueno de las cosas y afirman que carecer de raíces proporciona gran libertad de movimientos, evita las dependencias incómodas y favorece los desplazamientos. En medio de su discurso, sopla un viento fuerte y desaparecen, tragados por el aire.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    Otros piensan que permaneciendo mucho tiempo en la misma ciudad o país es posible que alguna vez le sean concedidas una raíces postizas, unas raíces de plástico, por ejemplo, pero ninguna ciudad es tan generosa.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    Una vez que se han perdido, las raíces son irrecuperables. En vano el desarraigado permanece varias horas parado en una esquina, junto a un árbol, contemplando de soslayo esos largos apéndices que unen la planta con la tierra: las raíces no son contagiosas ni se adhieren a un cuerpo extraño.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    Son como algas impulsadas por las corrientes marinas y cuando se fijan a alguna superficie, es por casualidad y dura sólo un momento. Enseguida vuelven a flotar y hay cierta nostalgia en ello.

    La ausencia de raíces les confiere un aire particular, impreciso, por eso resultan incómodos en todas partes y no se los invita a las fiestas, ni a las casas, porque resultan sospechosos.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    A menudo se ven, caminando por las calles de las grandes ciudades, a hombres y mujeres que flotan en el aire, en un tiempo y espacio suspendidos. Carecen de raíces en los pies, y a veces, hasta carecen de pies.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    De pronto hay algo que ignoramos de nosotros mismos. Un mecanismo que se ha echado a andar sin que lo supiéramos. Eso me turba y me llena de confusión. Me parece que hay un intruso acechándome.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    Entonces, nos volvemos esclavos. Somos esclavos de nuestra atención, de nuestra memoria. Un pequeño error, un descuido, precipita una catástrofe. Es una esclavitud inconfesable, aunque sé que todos la compartimos.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    —Por nada del mundo tocaría un contador eléctrico —agregué, para que se sintiera más confiado. No tengo la menor idea de qué cosa es la electricidad, y mi ignorancia me vuelve sumamente respetuoso.

    —Eso está muy bien —sentenció el hombrecito. Nadie sabe lo que es la electricidad, y sin embargo, la usan.

    —Creo que habría que ganársela —apoyé—. Merecerla, como la poesía.
  • c a t hcompartió una citahace 3 años
    No dejo nunca de agradecer una pequeña dosis de poesía, en medio de la prosaica realidad.
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