Libros
Deborah Levy

Leche caliente

Madre e hija en un viaje iniciático a Almería. Una novela hipnótica sobre el deseo y el autoconocimiento.
Dos mujeres inglesas, madre e hija, llegan a la costa de Almería en pleno verano. La hija, Sofia, tiene veinticinco años, es licenciada en Antropología y se gana la vida trabajando en una cafetería, pero sobre todo se dedica a cuidar a su madre, Rose, que padece una enfermedad de diagnóstico difuso que le produce insistentes dolores. El motivo del viaje es precisamente un intento desesperado de buscar una cura para ella en la clínica del doctor Gómez, un médico que aplica tratamientos heterodoxos y que acaso no sea más que un charlatán.
En los pocos ratos libres que le deja su posesiva madre, Sofia conoce a Ingrid Bauer, una alemana instalada en la zona, y a un apuesto socorrista de la playa. Y bajo el inclemente sol de la costa andaluza se desarrollará una hipnótica historia de autodescubrimiento, iniciación sexual cargada de ambigüedad, deseos regidos por la confusión y búsqueda de espacios de libertad frente a una madre enferma y controladora. El escenario es una zona desértica en la que antaño se rodaron legendarios spaghetti westerns, donde el único verde de vegetación es el de los campos de golf y el mar está infestado de medusas.
Con estos elementos Deborah Levy construye una novela envolvente, sensual y perturbadora, narrada por la vacilante Sofia, en la que asoman equívocas pulsiones sexuales, sombras del pasado –el padre griego ausente al que decide visitar— y la inquietante presencia de monstruos y mitos intemporales: las medusas, la Medusa.
242 páginas impresas
Publicación original
2018
Año de publicación
2018
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Opiniones

  • Diego Zapatacompartió su opiniónhace 3 meses
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🎯Justo en el blanco
    🌴Perfecto para la playa

  • idoiagamindecompartió su opiniónhace 2 años
    👍Me gustó

  • eugenioaguilaravila11compartió su opiniónhace 2 años
    🙈Ni fu ni fa

Citas

  • Diego Zapatacompartió una citahace 3 meses
    –¿Ves que tienen los ojos cerrados? Pueden oler a su madre, pero todavía no pueden verla. Cada uno tiene su teta favorita. El más fuerte, ese blanco de ahí, empuja las patitas contra la teta de la que mama para estimular el flujo de leche.
  • Diego Zapatacompartió una citahace 3 meses
    Le llevo a mi madre agua que he hervido previamente pero que no he puesto a enfriar en la nevera. Sigue siendo el agua inadecuada. Estoy aprendiendo que hay diferentes grados de inadecuación. Ya no le hablo. Enterarme de que mi madre desea someterse a una amputación me ha sacudido en lo más hondo de mi ser. No tiene derecho a mantener ningún tipo de conversación conmigo porque ha remplazado las palabras por el bisturí del cirujano. No puedo convivir con la violencia de sus intenciones ni de su imaginación. De hecho, ni siquiera estoy segura de qué clase de realidad estoy viviendo ahora mismo. No sé qué es real. En ese sentido yo tampoco tengo los pies en el suelo. No piso firme en ningún lugar. Mi madre ha abdicado, renunciado, desistido, declinado, rechazado, negado todo y me ha arrastrado al abismo con ella. Mi amor por ella es como un hacha. Un hacha que me ha arrancado de las manos y con la que amenaza cortarse los pies.
  • Diego Zapatacompartió una citahace 3 meses
    Mientras me extrae la esquirla de cristal clavada encima de mi ceja, le confieso que a menudo me pierdo en las diferentes dimensiones temporales, que a veces el pasado me parece más cercano que el presente y que con frecuencia siento miedo de que el futuro ya haya pasado.

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