Tainaron

¡Cuánto puritanismo! —exclamó—. ¿Censuras el esparcimiento de fin de semana más inocente y barato de los solitarios? Hacen el amor a las flores y las flores los embriagan, van de flor en flor y al tiempo las polinizan, ¿acaso no resulta afortunado para todo el prado, para toda la ciudad

poseen piel en absoluto

tal vez porque bien sus pieles son demasiado suaves para el mundo exterior, o porque no poseen

no siempre se puede deducir dónde acaba la vivienda y dónde comienza su habitante

Tainaron está repleto de sonidos, semejantes jamás he escuchado en otro lugar. Aquí he observado que no existe una división clara entre música y lenguaje

en ocasiones siento una pizca de envidia: ser capaz de acurrucarse en una crisálida sin esperar sueños, sabiendo que una primavera se saldrá a los ojos del mundo como nuevo, con renovadas fuerzas, libre del pasado

¡Diecisiete años! Y cuando por fin llega la decimoséptima primavera, salen de sus cuevas de ermitaño a plena luz del día. Y comienza su único verano, pues en otoño mueren, pero durante el verano celebran y celebran. ¡Qué vida

No estás tú en el lugar, el lugar está en ti

Con igual tesura permaneceré yo también aquí en la tierra de los durmientes.

Tainaron no es un lugar, tal y como tal vez creas. Es un acontecimiento que nadie mide. A nadie sirve de provecho trazar un mapa. Sería un despilfarro de tiempo y esfuerzo. ¿Comprendes ahora?