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Honoré de Balzac

Eugenia Grandet

Una historia de amor desgarradora del mejor Balzac.

Considerada por algunos como la obra maestra de Honoré de Balzac, forma parte de su ambicioso proyecto de la Comedia humana. La acción se centra en la hija de un rico inversionista, la bella y delicada Eugénie, asediada por dos grandes familias burguesas que buscan su mano, pero ella permanecerá fiel a su verdadero amor, su primo Charles. Asfixiada por las convenciones sociales y por la avaricia de su padre, su temperamento sumiso se rebela por amor. Pero ese mismo amor que la ayuda a madurar es también el causante de la soledad, la monotonía y la melancolía que enmarcan lo estéril de su existencia. Esta obra encierra la desbordante fuerza vital de Balzac, cuya excentricidad, su ansia de gloria y ambición política y una carrera frenética de amores sucesivos o simultáneos lo llevaron a vivir como todo un personaje literario.
234 páginas impresas
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Opiniones

  • Luis Torrescompartió su opiniónhace 3 años

    Belleza.

  • Arlest Dcompartió su opiniónhace 5 años

    Obra maestra!!! magnífico

  • bravothais145compartió su opiniónhace 17 días
    👍Me gustó

Citas

  • Alejandra Beltráncompartió una citahace 4 años
    En cualquier situación, las mujeres tienen más motivos de sufrimiento que los hombres y padecen más que ellos.
  • Luis Torrescompartió una citahace 3 años
    No, no; no se trata de dinero, sino de su hija Eugenia. Todo el mundo habla de ella y de usted.

    ––¿Por qué se meten en lo que no les importa? En casa soy dueño de hacer lo que me dé la gana.

    ––No lo discuto; puede usted matarse o, lo que es peor, tirar el dinero por la ventana.

    ––¿A qué viene esto?

    ––¡Ah, amigo, usted no se da cuenta de las cosas! Su mujer está en peligro de muerte. Creo que debería usted consultar al señor Bergerin. Si muriese sin haber tenido los cuidados que merece, me figuro que no estaría usted tranquilo.

    ––¡Ta, ta, ta! Usted sabe lo que tiene mi mujer. Los médicos, en cuanto ponen un pie en mi casa, no se contentan con menos de cinco o seis visitas por día.

    ––En fin, Grandet, usted hará lo que quiera. Somos viejos amigos; no hay en todo Saumur hombre que se tome más interés en sus cosas; me he creído en la obligación de decirle lo que le he dicho. Pero ahora no tengo más que añadir; es usted mayor de edad y sabrá lo que le conviene. No es éste el asunto que me trae. Se trata de algo más grave para usted, me figuro. Al fin y al cabo, usted no tiene ganas de matar a su mujer, que con sólo vivir le presta un gran servicio. Piense usted en la situación en que va a quedar respecto a su hija cuando ella falte. Tendrá que rendir cuentas a Eugenia, puesto que se casó usted con su mujer bajo el régimen de comunidad de bienes. Su hija tendrá derecho a reclamar la división de la herencia, de exigir la venta de Froidfond. Es la heredera de su madre a quien usted no puede suceder.

    Tales palabras cayeron como un rayo sobre el viejo tonelero que no estaba tan ducho en leyes como en comercio. Jamás le había pasado por la cabeza la idea de una venta forzosa de sus bienes.

    ––Por eso le recomiendo a usted que la trate con dulzura ––dijo Cruchot para terminar.

    ––Pero, ¿sabe usted lo que ha hecho?

    ––¿Qué? ––preguntó el notario, curioso por conocer la causa del disgusto.

    ––Ha dado el oro que yo le había regalado.

    ––¡.Acaso no era suyo? ––dijo el notario.

    ––¡Todos me dicen lo mismo! ––exclamó el tonelero dejando caer los brazos con trágico desaliento.

    ––¡Por una miseria no va usted a dificultar las concesiones que tendrá que pedir a Eugenia en cuanto fallezca su madre!

    ––¿Llama usted miseria a seis mil francos de oro?
  • Luis Torrescompartió una citahace 3 años
    Eugenia, estás en mi casa, en casa de tu padre. Para seguir en ella debes someterte a sus órdenes. Los curas te mandan que me obedezcas. Eugenia bajó la cabeza.

    ––Me ofendes en lo que más quiero ––prosiguió––. Sólo te quiero ver sumisa… Ve a tu cuarto. Estarás encerrada hasta que te dé permiso para salir. Nanón te llevará pan y agua. ¿Has oído? Pues, andando.

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