En los últimos años, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad es uno de los diagnósticos más frecuentes entre los niños de edad escolar, tanto que se discute si se trata o no una epidemia. La distracción reiterada, la impulsividad o la inestabilidad emocional son algunos de los síntomas típicos atribuidos a este trastorno, y los niños que sufren estos problemas u otros similares suelen ser medicados desde edades muy tempranas. Esta medicación no cura, más bien disimula, pero además es potencialmente peligrosa. ¿Es posible que el diagnóstico masivo del déficit dependa en gran medida del grado de tolerancia del adulto frente a conductas infantiles que le resultan incómodas? Quincy Fisher es Psiquiatra, especialista en problemáticas infantiles, desde hace diez años investiga procesos y estrategias de intervención para lograr que los menores logren adaptarse y desarrollarse de manera saludable en todas las áreas.