La noche en que Macri venció a Scioli en la segunda vuelta de las presidenciales, Diego Sztulwark le escribió a Horacio Verbitsky para insistirle en que era el momento de encarar un libro de balances. No de inventario de lo mal hecho, no de pase de facturas o de revisión frívola del pasado. De balances políticos. Vida de perro es ese libro. Más de medio siglo de historia argentina desde la mirada de un personaje memorioso, selectivo, intolerante a la ambigüedad y a la estupidez, celoso de su trabajo. Un viajero político en el tiempo. De militante en las FAP a presidente del CELS. Crítico y autocrítico, pero no arrepentido ni nostálgico.
Y es a la vez un libro de conversaciones entre personas de distintas generaciones y posiciones ideológicas. Diego Sztulwark, interesado en el pensamiento político y la tradición de las izquierdas, pregunta sin pelos en la lengua porque quiere entender cómo llegamos al gobierno de Cambiemos, porque quiere reemplazar el “misterio” Verbitsky por el «método” Verbitsky, aprovechar su mirada sistemática y documentada sobre el presente para relanzar la investigación y la lucha política sobre bases más vitales, menos engañosas. Juntos recorren los años en que Verbitsky fue militante en Montoneros, el tiempo de la clandestinidad, sus posiciones frente a la discusión sobre la violencia revolucionaria, frente a la corrupción kirchnerista, sus críticas a la izquierda trotskista, su lectura –a contrapelo de tantos— de Bergoglio, del peronismo y de Macri, su trayectoria periodística, desde la prensa militante en los setenta hasta Clarín, Página/12 y El Cohete a la Luna.
En el curso de una conversación honesta y sin desperdicio, que los habilita a discrepar y a hablar sin tabúes, fluyen las anécdotas que cruzan vida-política-oficio, la tensión constante entre pragmatismo y principismo. Un Verbitsky desconocido y sorprendente. Un libro central para los tiempos que vienen.