Así, antes que nada, el escritor invita al ser humano a que acumule experiencias y a que las viva de lleno, con pasión. Sin embargo, esta necesidad de experimentar la mayor cantidad de cosas posible no legitima todo. De hecho, se debe establecer un límite para todos los actos: el humanismo, que se basa en el reconocimiento de un valor inviolable, el de la naturaleza humana. En efecto, Camus incita a sus semejantes a que luchen por un mundo más justo, a comprometerse para llegar a crear una sociedad más justa, donde los derechos de todos los hombres se respetarían. Destaca especialmente este humanismo en La peste