Tiene que haber una comunidad de modernos tan numerosa que ha podido devorar, desde 1922, diez ediciones del Ulises. Algo debe de decirles el libro, acaso revelarles incluso algo que antes no sabían y no sentían. El libro no les produce un tedio infernal, sino que les estimula, refresca, ilustra, convierte o subvierte, transportándolos a un estado apetecible, sin lo cual sólo el odio más virulento podría hacer posible que el lector leyese el libro desde la página 1 a la 735 con atención y sin ser presa fatal del sueño