Una última parada

A veces lo importante es ponerse triste, August. A veces hay que sentir el dolor sin darle más vueltas, porque merece que lo sientas

Odio cuando lo veo venir, odio cuando lo veo irse

desprende una masculinidad sofisticada y suave como la miel. Puro aguardiente casero. Da la impresión de que podría encender un motor a reacción con su corazón.

No cree en las cosas. Pero puede creer en esto.

Millones de gracias para mi editora, Vicki Lame, cuya respuesta cuando le planteé una novela romántica lesbiana ambientada en el metro con viajes en el tiempo fue: «Es rarísima. Deberías hacerla».

Que no haya un buen momento quizá significa que tampoco hay un mal momento —dice Niko, salomónico—. Y quizá puedas hacerla feliz mientras esté aquí. Tal vez sea egoísta privarla de eso. Tal vez sea egoísta privarte a ti de eso.

tiene veintitrés años y está haciendo una estupidez integral, y tiene permitido hacer estupideces integrales siempre que quiera, y todo lo demás no tiene por qué importar ahora mismo. ¿Cómo es que no se había dado cuenta antes?

¿Qué pasa si salgo al mundo y me doy cuenta de que no hay ningún sueño esperándome, ningún objetivo ni nada…?

temporada salí con una chica que era artista, ¿sí? Y su especialidad eran las figuras, pero lo que hacía era dibujar primero el espacio negativo alrededor de una persona y luego rellenar el interior de la persona. Y así es como intento tomármelo yo. Puede que todavía no sepa qué es lo que tiene que rellenar el hueco, pero puedo observar el espacio que rodea mi silueta dentro del mundo, qué crea esa forma, y puedo preocuparme por saber de qué está hecho, si es bueno, si hace daño a alguien, si hace feliz a la gente, si me hace feliz a mí. Y, de momento, con eso me basta.

No sé cómo se consigue tener algo que «hacer», todos los días, en plan adulta que hace algo concreto. Es una locura que todos empecemos por tener esas ideas vagas de lo que nos gusta llevar a cabo, hobbies, intereses y tal, y luego un buen día todo el mundo se dedica a «algo», ¿sabes? Antes eran solo personas y ahora son, eh, arquitectas, banqueras, abogadas o… o asesinas en serie que fabrican joyas con dientes humanos. Yo qué sé, tienen «algo». Hacen «algo» con su vida. Y son «algo». ¿Qué pasa si no hay «nada» para mí,