Cartas a una joven ensayista

La novela, como habrá usted notado en sus lecturas de Sterne, Balzac, Dostoievski, Proust o Joyce, no solo narra hechos; también nos da acabados pensamientos, teorías, conceptos e ideas. Recordemos que Marx dijo alguna vez que había aprendido más de las luchas de clases sociales en Francia a través de la pluma de Balzac que leyendo los muchos tratados de economía política que consultó.

el ensayista no necesita ser un experto o conocedor de los entresijos burocráticos y jurídicos para pronunciarse contra las injusticias y errores de los poderosos o para prevenir sobre los al

el ensayo encarna la creencia de que el individuo puede decir algo sobre la sociedad: la idea de que todos podemos opinar sobre todo, sin que seamos expertos o tengamos una autoridad delegada por algún poder. Más adelante, espero mostrar hasta qué punto la destrucción de fronteras –en todos los niveles– es imprescindible en el ethos ensayístico.

Como recuerdan los críticos, junto con el poema en prosa el en­sayo es, quizás, el único género literario que la modernidad fue capaz de inventar.

Recordando a Borges –quien dijo que Kafka había influido en sus precursores–, podemos decir que Montaigne incidió pro­fundamente en la manera en que entendemos a los autores a los que se asemeja. S

Los dos somos imágenes y las proyectamos en estos mensajes que nos enviamos. Si lo piensa bien, compartimos una ilusión de presencia, una utopía de cercanía que consigue lugar en la escritura.

todos. Por otro lado, el ensayo tiende un puente entre las inquietudes individuales, el evasivo universo de lo privado, y el mundo social, el de las ideas y las confrontaciones. Esto significa que el ensayo encarna la creencia de que el individuo puede decir algo sobre la sociedad: la idea de que todos podemos opinar sobre todo, sin que seamos expertos o tengamos una autoridad delegada por algún poder

algo significativo para todos

al ensayista no le es indiferente nada que tenga que ver con lo humano; chismes, grandes ideas y conceptos, episodios vulgares y gestas hacen parte del universo que puede visitar el ensayista con el fin de apoyar un planteamiento y decir

el ensayo des­cribe una curva, traza un arco entre lo único y lo típico